27 marzo, 2011

En mi boca se ha secado el beso

El sueño fue un grito constante

que al nacer en la mañana del mundo

me encontró de golpe

con el eco de la angustia interminable.


Santiago era absurdo:

las calles vacíos hormigueros,

las multitudes más desiertas,

los ruidos más ausentes.

El silencio ineludible propiciando este vacío.

Caso omiso a la mirada de la rosa,

¡Hoy no existes más que en libros y canciones!

No hay en vida rosa alegre, rosa rosa,

así como en mi pecho nada vive,

pues se han muerto los canarios que cantaban

en tu nombre.

Son ahora podredumbre en los rincones

de mi cuerpo.

Los últimos resabios de la sangre amante

se arrancaron por mis ojos al morir la tarde,

y en mi boca se ha secado el beso

que guardaba para darte.

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