30 marzo, 2011

Voy y vuelvo

Me estoy muriendo, quién pagará el funeral?
me interesa que se cante cueca, pa' bailar y zapatear la tumba.
En todo caso, voy y vuelvo.
No se ofenda, mija, si me aparezco por su ruca pa' quebrar los platos.
No se asuste si la pena en pena se aparece sin aviso.
No me mire si la mueca de los muertos,
no se esconda si la cara pálida,
no se ría, en todo caso, si la pierna coja.
Piense usté que si el finao y su tertulia,
que si el pandero y la guitarra,
que si envuelto en choripán,
que la risa es de locura,
que me falta no llorar.
Voy y vuelvo.

27 marzo, 2011

En mi boca se ha secado el beso

El sueño fue un grito constante

que al nacer en la mañana del mundo

me encontró de golpe

con el eco de la angustia interminable.


Santiago era absurdo:

las calles vacíos hormigueros,

las multitudes más desiertas,

los ruidos más ausentes.

El silencio ineludible propiciando este vacío.

Caso omiso a la mirada de la rosa,

¡Hoy no existes más que en libros y canciones!

No hay en vida rosa alegre, rosa rosa,

así como en mi pecho nada vive,

pues se han muerto los canarios que cantaban

en tu nombre.

Son ahora podredumbre en los rincones

de mi cuerpo.

Los últimos resabios de la sangre amante

se arrancaron por mis ojos al morir la tarde,

y en mi boca se ha secado el beso

que guardaba para darte.

12 marzo, 2011

Luche y Cochayuyo

Mis ojos apenas podían ver la copucha de la gente. Después me taparon con papeles.
Recuerdo que pronto me dormí, y cuando desperté me encontré de cara con los gusanos me comían a mordiscos largos como ellos.
Traté de moverme para quitármelos de encima, mas parece que los encajonados no tenemos derecho a la venganza. Los miré y empecé a hablarles.

-No me coman.
-Este trozo está podrido -dijo Luche.
-Como a ti te gustan -dijo Cochayuyo.

Comencé a reír a borbotones; la risa salía como la sangre cuando me dieron las tres píldoras.
Les hablé de una parte de mí que estaba bien, según me habían dicho en vida, sin parar de sangrar la risa de los muertos.
Se contagiaron de mi humor y se retorcieron sobre mi carne. Me dieron palmadas amistosas en la espalda y nos hicimos amigos.

-¡Qué buen chiste, Pinina!

Desde entonces no hay infierno.


(Inspirado en "Entre luche y cochayuyo", de Roberto Parra)

05 marzo, 2011

Flor de Retama

Veo en tí, Perú,

la gente cuya sangre

vio nacer el sol mil veces.

La gente de la piel morena,

quemada por el sol insistente

y majadero;

ese sol que no perdona

a los cuerpos que se doblan

ante la fuerza del látigo.

Tampoco habrá perdón

para aquellos que dobleguen

la dignidad de los pueblos.


Veo en tí, Perú,

el rostro de tu sierra

con andina melodía

y revolución ayacuchana.

Huanta, la heróica,

regó con sangre

la virtud de sus derechos,

y el pueblo es un cóndor

que derriba al toro sanguinario.

Así lo inmortaliza Arguedas

en el pecho de Andahuaylas,

tierra de chankas luchadores.