01 noviembre, 2010

Soneto

Ríe sobre tu carne mi silencio;

nadie sabrá la pena que tuviste.

¿Dónde estará tu alma, si es que existe?

Nadie más vio morir este momento.


Tampoco tú, ya que estabas dormido,

muerto desde hace tiempo en tu miseria,

muerto por olvidarte de tu historia;

y el hombre sin historia es sólo olvido.


Por eso es que en tu muerte no hay culpable,

por eso es que matarte es mi alegría,

por eso es que hoy yo bebo de tu sangre.


Podrás arrepentirte en otra vida,

pues ya la noche se hizo interminable,

y no hay canción que cure tus heridas.